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Consideraciones

Por Efraín Rincón

 

El 12 de julio de 1785 ocurrió un terremoto en la ciudad de Santa Fé de Bogotá “como a las siete y tres cuartos de la mañana”. Esta noticia fue la primera publicación de  “La Gazeta de Santa Fé de Bogotá Capital del Nuevo Reino de Granada”. Así, se considera que con esta noticia nace el Periodismo Científico (PC) [terremoto=ciencia (?)] - o bueno - el periodismo  en Colombia. Este periodismo neogranadino continuó cubriendo temas que, para la época, eran de interés como las ciencias naturales, la literatura o la filosofía. Por ejemplo, para 1791 Manuel del Socorro Rodriguez, un bibliotecario y periodista de la Corona, crea el “Papel Periódico de la Ciduad de Santa Fé de Bogotá”, este fue una tribuna de discución de los pensadores ilustres de la época como José Celestino Mutis, quien escribió el "Arcano de la Quina", un estudio que el botánico realizó sobre las características, la importancia y los beneficios médicos de Chinchona officinalis.

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Sin embargo, la época colonial no es el periodo a analizar y menos los serán “La Gazeta de Santa fé de Bogotá” o el “Papel Periódico”. Este trabajo preliminar busca, ante todo, mostrar cómo se concibió el oficio del PC en Colombia, a partir del contenido que el diario EL Tiempo hizo sobre algunos hitos científicos en la década del sesenta, una época enmarcada por la Carrera Espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

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A través del contenido, la cantidad, cubrimiento en el diario, los temas, los géneros y el discurso se puede evidenciar que Colombia no tiene un PC fuerte ni desarrollado, porque en la agenda de los medios de comunicación la ciencia, evidentemente, no es una prioridad. Esto se debe a que en la época hay tensiones políticas, económicas y sociales, a nivel mundial y en el país, que desplazan el lugar de la ciencia a un nivel secundario y entre los temas de cultura general.

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Sin embargo, dadas estas tensiones, paradójicamente, la ciencia y la tecnología obtienen un rol muy importante en El Tiempo, enfocándose en los eventos relacionados a la Carrera Espacial y el desarrollo tecnológico de ambos países. La mayor parte del contenido son noticias y se encuentran en la sección de Servicios Internacionales; es decir, el contenido científico son publicaciones de agencias internacionales, con poca producción colombiana sobre estos hitos (salvo los compelementos a las noticias importantes como "La llegada del primer ser humano al espacio" o "La llegada del hombre a la Luna").

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Respecto a la producción colombiana de ciencia en el El Tiempo, sí la hay. Pero no es comparable con otro contenido como el político, el social o el económico (apenas está si, y solo si,  se relaciona con alguno). Tampoco es periódica, no tiene una sección o un patrón de aparición en alguna sección del rotativo. Por ejemplo, hay una sección, Cosas del día, en ella aparecen noticias de ciencia un número de veces tal que el lector podría piensa en una periodicidad, pero luego dejan de haber este tipo de noticias. Por otra parte, la sección de Lecturas dominicales, en su portada, incluye a la ciencia como un tema de conversación junto a otros de cultura general como la literatura, el teatro o la poesía. Aun así, esto no implica que el lector encuentre temas de ciencia y tecnología.  

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Ahora, son pocas las historias que son publicadas  dentro de un género distinto al de la noticia. La inmediatez de los eventos solamente permite este tipo de contenido que, muchas veces, fue profundizado mediante complementos hechos en la “Segunda sección” o en las Lecturas dominicales que divulgaban la ciencia más que hacer un trabajo periodístico sobre esta. Esto no quiere decir que no se incluyeran otros géneros del periodismo que cubrían ciencia. Por ejemplo, el periodista Jaime González García  hace una crónica en la que se embarca con un grupo de científicos a la Serranía de la Macarena en una empresa por explorar este punto de encuentro entre el piedemonte andino,  selva amazónica y el Orinoco.

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Finalmente, la ciencia no es ajena a los intereses políticos (desafortunadamente) de la época y con ella, el discurso mediático le envía un mensaje de poder al mundo. Por un lado, Colombia “es hija” de Estados Unidos bajo el marco de la Alianza Para el Progreso. Por otro, el recientemente creado Frente Nacional blinda al oficialismo y una forma de hacerlo es a través de los medios de comunicación como El Tiempo. Su contenido resalta el papel que Estados Unidos está jugando contra Rusia; en otras palabras, contra el Comunismo.

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En resumidas cuentas, hablar de periodismo científico durante la década de los sesenta en el país es “complicado”  porque no hay un oficio fuertemente constituido. En últimas, un poco de lo que ocurre actualmente, cuando se ve la necesidad de comunicar la ciencia pero en un panorama que sigue siendo incierto en los medios de comunicación y se reduce a esfuerzos unilaterales. Además,  es claro que la situación política y social de la época tienen consecuencias directas en las agendas de los medios de comunicación y, por ende, en la información que publican. Por esta razón, el valor real de la ciencia no es considerado, o es considerado pocas veces y en menor cantidad, frente a temas que hacen parte de los intereses públicos.   

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